
Hoy, una amiga del Facebook compartía un curioso artículo titulado Las diez conductas de los padres que entorpecen la educación de los niños. Es un ejemplo tan perfecto de lo que en otra entrada llamaba La familia infantilizada que no me resisto a destriparlo.
En primer lugar, el artículo da por supuesto que la educación de los hijos e hijas es una cuestión institucional que los padres (y las madres, supongo) deberían aprender a no entorpecer. No es que hagan algo mal, no, es que intentan hacer algo cuando no les corresponden y la cagan. Y esto es porque no saben cuál es su papel. Han tenido hijos, les mantienen, les dan de comer, viven con ellos y ellas, pero no se han enterado de cuál es su papel. Y los pobres maestros y maestras, las y los profesores, sufren las consecuencias. ¿Dónde dejaron el libro de instrucciones, el prospecto, la etiqueta de sus criaturas que ahora cada vez que hacen algo estorban?
Ironías aparte, considero que, por cada una de estas diez conductas disruptivas de los progenitores, hay otras tantas de los profesores que son causa y origen. Vamos por orden.
1. Si no quieres que estudiemos con nuestros hijos, no mandes deberes
Vaya… los padres y las madres estudian con sus hijos/as. Y esto, por lo visto, crea conflictos y dependencia. Los niños, después de 5 horas lectivas, llegan a casa y tienen que seguir realizando tareas escolares, «deberes», que viene de deber, obligacion. Y nosotros tenemos que estar mirando cómo, durante toda la tarde, se desesperan porque no entienden un problema, están cansados, se quieren ir a jugar o preferirían estar mirando a las musarañas. Y claro, lo mejor es no ayudarles.
Pues miren señores expertos: NO. No es lo mejor. Y les voy a dar dos razones, una de madre y otra de experta. La de madre es que, miren, quiero que el niño termine de una vez para poder irnos a dar una vuelta en bici, salir a comprar por el barrio, ir a clases de viola o al parque con los amigos. Y lo quiero ya. Y si es necesario, saco la calculadora y le hago las 250 cuentas inútiles que les ha puesto hoy su profesora. La de experta es que alguien que conoce al niño de cerca, con sus competencias y limitaciones, como puede ser su madre o su padre, le ofrecerá una ayuda mucho más ajustada a sus necesidades que una maestra que tiene otros 27 niños en la clase. Por lo tanto, aunque no tengamos por qué hacerlo, la escuela delega sus funciones en nosotros y nos obliga a pasar tardes enteras haciendo tareas que, efectivamente, no nos corresponden para solventar carencias de la propia institución escolar.
2. Si no quieres que les resolvamos todo, no les mandes cosas imposibles
Si es que tenemos unas cosas… se lo queremos resolver todo. Y, según los expertos, los niños tienen que resolver sus cosas y ser autónomos, a cualquier edad. Pero claro, el día que llegan con el encargo de hacer la maqueta de una ciudad con material reciclado en 3º de primaria, así, sin más especificaciones, y la tarea es para el fin de semana, no le resuelvas el encarguito a la criatura. El pobre, que lleva pensando 3 días cómo decirle a su madre que necesita 4 tetrabricks, 40 tapones de botella y 4 cajas de quesitos vacías. La maestra se debe creer que cada familia tiene un contenedor de material reciclado en su casa, así como una tabla de contrachapado o un cartón grande como base de la ciudad de papel. O que un niño o niña de 9 años es absolutamente capaz de encontrar estos materiales por su cuenta. Claro. Muy realista todo.
3. Si no quieres que lo focalicemos todo en el estudio, deja espacio para la vida familiar
Los progenitores es que somos de lo que no hay. Las criaturitas todo el día en el cole o haciendo deberes y nosotros sin saber disimular. Actuando como si todo estuviese focalizado en el estudio. No tenemos vida de familia, porque los niños tienen que leer un capítulo del libro de lectura obligatorio, hacer 4 ejercicios de Ciencias Naturales, otros 4 de Mates, 3 de lengua y 5 de Ciencias sociales, además de estudiar para un examen de lengua y nosotros, ale, como si la formación (escolar) fuese el eje de la vida familiar. Que poco tacto. Y encima, cuando llegan a la universidad, no les ponemos a hacer tareas domésticas ni nos preocupamos por su vida emocional y relacional… eso dice una psicóloga que debe haber hecho un estudio de observación etnográfica que, por más que busco, no encuentro publicado. Vaya.
4. Nos acusas de querer genios y de sobre-estimular a nuestros hijos, pero tú no conoces los talentos de tus estudiantes
Es verdad. En la escuela no soportan a los listillos. Las madres y los padres nos preocupamos mucho por que aprendan cosas que no tienen que aprender. ¿Para qué quieren estímulos culturales, recursos, libros, visitas a museos, al teatro, a otras ciudades, si en el cole ya les enseñan lo que es importante en la vida? Y luego, los plastas de los padres (y las madres) osamos ir al cole a decir que nuestros hijos tienen talento. Qué desfachatez. Nuestros hijos son como tienen que ser, mediocres, del montón, sin sobresalir, que eso da muchos problemas a los maestros. Que no sepan más que ellos, que eso es muy problemático, hombre ya.
5. Si no quieres que premiemos las notas, no hagas exámenes
¿Premiar las notas? ¿Pero quiénes somos nosotros para premiar las notas? Los niños han estado saliendo con las puñeteras caritas sonrientes desde infantil, pero ese tipo de triquiñuelas solo se las pueden permitir los maestros, que son los expertos en premios y castigos. En una cosa sí que estoy de acuerdo con el psicólogo de ese del artículo, el tal Domènech: «El mejor estímulo es descubrir cosas nuevas y desarrollar tus intereses, si hace falta un estímulo material, es que algo no funciona” Y es que, claro, si en el cole descubriesen cosas nuevas y desarrollasen sus intereses, no haría falta que nosotros les prometiésemos la bici si sacan buenas notas… claro.
6. Para decir que una familia disfrazar la vagancia de su hijo, primero debes demostrar tener formación sobre las dificultades de aprendizaje
A ver, si nuestros hijos/as fracasan en la escuela, la única razón posible es que son unos vagos inmaduros. Y nosotros empeñados en que quizás tengan un trastorno mental (¿quizás el tal Montenegro quiso decir Dificultad de Aprendizaje?). Si les obligásemos a hacer los deberes y a dejar de lado ese pecado capital, la pereza, el fracaso escolar desaparecería en España. Padres y madres del mundo, uníos para que nuestro país alcance las puntuaciones más altas en el informe PISA, que ya está bien de hacer pasar a nuestro profesorado por vagos incompetentes e inmaduros, aun sin trastorno mental. Y si vuestros hijos parecen tener algún problema con el aprendizaje, llamadles vagos: puede que acertéis.
He de decir, abandonando el tono irónico, que me parece muy grave que en un periódico de la tirada de la Vanguardia digan cosas de este tipo. Sabemos que los niños con dificultades de aprendizaje como la dislexia sufren la acusación de vagos y maleantes durante años, hasta que alguien con formación tiene a bien ofrecer un diagnóstico.
7. Si no queréis que ejerzamos de detectives, no deis órdenes contradictorias
Aquí me quedo un poco descolocada, porque si bien no hemos de disfrazar la vagancia, tampoco hemos de comprobar si nuestros hijos han hecho los ejercicios que le ha mandado la seño. Estoy empezando a entrar en cortocircuito, porque en una reunión del cole nos dijeron que teníamos que mirar la agenda, que era el instrumento esencial para comunicarse con las familias. Que era importante para saber lo que están haciendo nuestros hijos en el cole. Además, cuando vamos a tutorías nos dicen que nuestra labor en casa es esencial… pero ahora resulta que lo estamos haciendo todo mal. Que nos debemos despreocupar, desentender de esos cientos de deberes que traen nuestros hijos a casa, y ya si eso, por casualidad, como quien no quiere la cosa, nos enteraremos casi a final de curso de que tiene un grave problema de lectura que puede ser que no sea porque es vago. Esto es lo que Bateson llamaba Doble Vínculo. Nos van a volver locos.
Pero eso sí, dicen que no les importa que les echemos un cable en su labor de profesionales de la educación, que si tomamos las lecciones lo hagamos por escrito, que ellos siguen usando el obsoleto instrumento de evaluación llamado examen y tomar la lección de forma oral es como de chichinabo. Gracias. De nada.
Aprovecho esta tribuna para decir que mis grupos de Whatsapp son asunto mío y estoy y estaré en todos aquellos que me de la santa gana. La libertad de reunión (aunque sea digital) y de expresión no han quedado derogadas para los progenitores.
8. Si no quieres que usemos el estudio como peaje, motiva lo suficiente a tus estudiantes
Borremos esta frase de nuestro repertorio: «hasta que no hagas los deberes no ves la tele». A ver qué nos hemos creído. Los progenitores debemos hacer lo que los maestros y maestras no hacen en sus aulas: inculcar (¿os he dicho alguna vez que odio la palabra inculcar?) a nuestros amadísimos hijos el gusto por el aprendizaje y la sabiduría, para que estén durante todo su tiempo libre haciendo ejercicios sin ningún sentido en su vida real. (La vida es eso que pasa mientras haces deberes).
9. ¿Será que nos empeñamos en proyectarnos en nuestros hijos, o que tú quieres que todos los estudiantes sean excelentes y motivados de fábrica?
«A ver, si tu hijo es un zoquete, ¿Por qué te empeñas en que estudie? ¿No ves que ese tipo de estudiantes, los que no aprenden solos, me dan mucho trabajo? Si tú no pudiste estudiar, no te proyectes en tu hijo y mándale a FP, alma de cántaro.» (Voz en off)
10. Si quieres que respetemos la línea escolar… sigue una línea escolar
Yo entiendo que los profes se ponen nerviosos cuando las familias les llevamos la contraria. Por ejemplo, si a la profesora de tu hijo le gusta dar gritos en clase y decirle al niño que es lento, o al amigo de tu hijo que es penoso, haberte informado de la línea escolar antes de llevarle a ese colegio. Si te gusta más Santillana que Anaya, pues pregunta antes cuál es la editorial que dota de material al cole a cambio de garantizarle la compra de un montón de libros por parte de los molestos progenitores. Y si te gusta más que estén sentados en círculo que en parejas, infórmate antes. No se te ocurra mencionar la palabra constructivismo, ni decir aprendizaje significativo, ni Zona de Desarrollo Próximo o Andamiaje: algunos maestros, los más mayores seguramente, y practicamente todos los profesores, creerán que son palabrotas y pondrán en práctica la autoridad que les otorga el estado.