El concepto de sororidad, desarrollado en el mundo hispanohablante por Marcela Lagarde, hace referencia a un pacto de hermandad entre mujeres para luchar contra la misoginia y todo tipo de violencia patriarcal hacia la mujer. Frente a la imposición patriarcal de mujeres enfrentadas entre ellas por envidias, competencia y lucha por la posición más cercana al macho alfa, la sororidad busca una cooperación activa entre mujeres para erradicar los obstáculos que encuentran las féminas para vivir en paz, ser escuchadas, trabajar en igualdad, librarse de la violencia cotidiana, etcétera.
Practicar la sororidad no es fácil: implica conciencia de la violencia cotidiana que ejercemos las mujeres contra nuestras hermanas. Cada vez que valoramos a una mujer por su forma de vestir, su forma de vivir, su sexualidad o su belleza física, estamos contraviniendo la sororidad. Por ejemplo, durante estos días se está publicando en internet una foto de Angela Merkel cuando era joven haciendo nudismo con comentarios muy poco afortunados sobre su persona. La sororidad es negarse a apoyar la depreciación de una política tan importante como Merkel, estemos de acuerdo con ella o no, por algo que hizo en el ámbito privado y que, por otra parte, no tiene nada de malo, pero la presenta vulnerable y criticable desde lo sexual.
Una forma de practicar la sororidad es ser conscientes de las formas en las que se veja y desprestigia a las mujeres para que dejen de participar en el ámbito público. Básicamente son dos: las alusiones a su vida sentimental y a su equilibrio mental. “Esa lo que necesita es un buen polvo”, “Ten cuidado con esa, que es una calienta pollas”, “Esa está más sobada que un trapo viejo” serían expresiones relacionadas con la primera técnica. De la otra parte, tenemos expresiones como “Es como la gata Flora, que cuando se la meten chilla y cuando se la sacan llora” (que conjuga magistralmente la referencia al sexo y a la salud mental), “es una histérica”, “está con la regla”, etcétera. Hay veces que nosotras mismas, para ser aceptadas por el macho alfa, nos unimos a estas definiciones de nuestras hermanas. Esto lo hacemos desde la inconsciencia de que, en otra ocasión, podemos ser nosotras las vilipendiadas con los mismos argumentos.
Cuando oímos esto de otras mujeres es importante analizar cuáles son los verdaderos motivos de este intento de desprestigio y, en algunas ocasiones, difamación. ¿Es porque ha mostrado su desacuerdo con el macho alfa? Algunas veces, la mujer desprestigiada por motivos tan poco convincentes tiene más formación, conocimientos, ocupa posiciones sociales más importantes que la persona que la intenta dejar mal. Y sin embargo, el macho alfa (por poner un ejemplo) se sale con la suya. La inercia de la sociedad lleva a las personas a no observar objetivamente los acontecimientos en los que se ven inmersas las mujeres en lo público. Y nosotras mismas caemos en la trampa.
Sororidad es hermanamiento. Sororidad es conciencia de grupo. Sororidad es cariño entre hermanas. Practiquemos la sororidad en todos los ámbitos, el privado y el público, entre amigas, hermanas, cuñadas, amigas, vecinas, entre nuera y suegra, entre madre e hija, entre jefa y empleada, entre conocidas y entre desconocidas. El paso puede ser impresionante, la diferencia, muy notable.