
Hace un año se me ocurrió abrir este blog. No lo hice para ganar dinero. Tampoco para adquirir fama. Fue una corazonada repentina. Primero me vino el nombre a la cabeza y pensé “Tengo que hacerlo”. Luego empezó a brotar sin esfuerzo, sacando lo más Killer de mí. Que sí, que me gusta provocar, y sabía que este era un terreno fértil. Además necesitaba resolver algunos conflictos creados en el 2.0 durante el embarazo de mi tercer hijo.
Hacía mucho tiempo que no entraba en contacto con el mundo de la maternidad 2.0; durante el embarazo de Vampi Killer estuve enganchada al foro de Crianza Natural y tuve mis más y mis menos con el tema Carlos González (si habéis leído esto y esto sabréis por qué). No me convencía el discurso culpabilizador de las mujeres que apoyaban a capa y espada la crianza natural, y sin embargo me sedujo ese planteamiento. Crié a Vampi con teta, colecho y con todo el amor que he sido capaz de darle. Y la verdad es que estoy muy agradecida a esas mujeres de las que aprendí a desear una lactancia prolongada y a entender el colecho como una forma de sobrellevar los inevitables despertares nocturnos de un bebé.
Pero la maternidad, se mire por donde se mire, es un terreno espinoso. Mi maternidad no es convencional, mi familia no es convencional, YO no soy convencional. Por eso, tengo que enfrentarme todos los días a miradas de reojo, conversaciones a mis espaldas especulando sobre mi vida privada, comentarios incrédulos y mal intencionados. Tengo que aguantar en muchas ocasiones que la gente me arroje a la cara su estabilidad familiar, como si eso fuese un valor en si mismo. Tengo que tolerar (y lo hago con mucho humor) que haya listillas y listillos que hablen de “la falta de aguante que tienen las parejas de hoy en día, que se separan a la primera de cambio sin pensar en sus hijos”. En fin, qué sabrán ellos y ellas. Sumidos en sus prejuicios de lo que es la mujer, el hombre, la maternidad y la familia se creen con el derecho de dar lecciones y consejos nunca solicitados. Por supuesto que no estoy en posesión de la verdad absoluta, pero sí de mi verdad.
Mi maternidad es mía, es única, es peculiar (como la de todas y la paternidad de cualquier hombre). Por eso quise matar todos los roles impuestos, todas las máscaras que nos imponen: madre natural, madre maestra, mala madre, buena madre… todas. Yo soy madre, qué se le va a hacer. Fue por decisión propia. Tenía que hacerlo, mis deseos me empujaban a ello. Lo hice. No voy a decir que no me haya arrepentido en algún momento, aunque por supuesto quiera a mis hijos e hija con todo mi corazón. Pero imagino ser libre, haber tenido tiempo para dedicarme a mi carrera, a mis proyectos, a mis locuras en cuerpo y alma. Y eso es algo que pensamos muchas aunque pocas se atrevan a decirlo y algunas no toleren escucharlo (véase la polémica creada por el artículo de Beatriz Gimeno).
Un año después, me alegro mucho de haber comenzado este proyecto que me ha permitido expresarme y me ha aportado tantas cosas. Nunca pensé que conocería a tanta gente gracias a este blog, que nació para romper y construir sobre las cenizas. Para mí es un placer y un honor pertenecer al selecto Club de la Mazorca, lleno de luces, sombras y cariño (os quiero, chicas). Cierto es que la gente viene y va, pero toda persona que encuentras en tu camino te aporta algo, en un ciclo de aprendizaje constante.
No siento haber molestado. En el desacuerdo están los puntos de inflexión. El acuerdo ya lo tenemos, pero en el desacuerdo es donde se produce el progreso. Ya sé que el bando del positivismo a raudales no estará de acuerdo con esto: buen punto de inflexión. Me encanta ser positiva, pero nunca si eso supone asumir cosas con las que no estoy de acuerdo. ¿Y para qué están las redes sociales si no es para expresar puntos de vista, conocer los de las demás y entrar en debate? Para mí al menos.
Termino con estas dos canciones. La primera refleja la parte masculina de mi blog, que sé que algunas adoráis y otras muchas odiáis. La segunda refleja la parte femenina, las ganas de correr, de gritar y de encontrar mi sitio. Las dos están dedicadas a este sitio de mi recreo con todo el cariño. Y de regalo, un nuevo tipo de letra.